Nuestra majestuosa ermita de San Vicente, erigida sobre un espolón rocoso con vistas a las Gargantas del Allier, es testigo de viajes seculares de travesías inmóviles. Construida sobre los restos de un castrum romano, ha sido escenario de acontecimientos significativos, y las innumerables páginas de su historia revelan momentos heroicos.
Hoy, nuestro venerable ermitaño contempla la apacible campiña de Brivadoise desde su mirador, añorando el suave murmullo del río. Recuerda con deleite los viñedos a sus pies, y con alegría les recibiremos allí con amabilidad y sencillez.
Únase a nosotros para una escapada llena de historia y patrimonio, con los dulces aromas del jardín y la carpintería recién encerada.
Nos vemos pronto y
¡Bienvenidos a la Ermita de San Vicente!